Marco legal del gecko leopardo en España
La norma principal que hoy rige la tenencia de mascotas exóticas es la Ley 7/2023 de Bienestar Animal, vigente desde el 29 de septiembre de 2023. El texto prevé un listado positivo de especies permitidas; hasta que dicho listado se publique, se aplica un régimen transitorio: se autoriza cualquier reptil que, de adulto, no supere los 2 kg de peso y cuyo manejo no represente riesgo para la salud pública. El gecko leopardo (Eublepharis macularius) rara vez rebasa los 120 g, por lo que encaja en ese umbral. Además, la especie no figura en los anexos de CITES y no está catalogada como amenazada; por ese motivo la compra, la venta y la cesión entre particulares continúan siendo legales, siempre que el animal proceda de cría en cautividad documentada.
No obstante, cada comunidad autónoma puede imponer requisitos extra —registro, microchip, comunicación al ayuntamiento— y algunas limitan la exhibición pública. Antes de adquirir un ejemplar, conviene revisar la normativa local o consultar al servicio de fauna de la consejería autonómica correspondiente.
Licencia CITES y compraventa de geckos
Aunque el gecko leopardo no necesita permiso CITES, las tiendas legalmente deben entregar factura con referencia al criador y al lote de nacimiento. Ese documento prueba que el animal no procede de captura salvaje y que cumple la legislación sanitaria europea sobre movimiento de animales. En caso de importación desde fuera de la UE se exige certificado veterinario TRACES y declaración de aduanas.
Para el comprador, la operación es simple: DNI, dirección y una hoja de información firmada sobre cuidados mínimos. No se requiere licencia específica de núcleo zoológico salvo que se mantengan más de cinco hembras reproductoras, situación que la ley asimila a cría profesional. Las ventas entre particulares deben acompañarse de contrato de cesión; de lo contrario, la Guardia Civil (Seprona) puede intervenir y sancionar con multas de hasta 2 000 €.listadopositivo.org
Beneficios de tener un gecko leopardo doméstico
Quien busca un reptil sencillo de manejar valora tres ventajas principales. Primero, tamaño modesto: un terrario de 60 × 45 × 45 cm basta para alojar a un adulto cómodo y seguro. Segundo, carácter tranquilo: la especie es crepuscular, se deja manipular con suavidad y raramente muerde. Tercero, dieta económica: se alimenta de insectos fáciles de encontrar —grillos, cucarachas o tenebrios— espolvoreados con calcio.
El coste energético también es bajo. Requiere una manta térmica que mantenga 30 °C en una zona y 24 °C en la otra, sin lámpara UVB obligatoria gracias a su hábito nocturno. Eso reduce la factura eléctrica y simplifica el montaje. Para muchas familias urbanas constituye una opción silenciosa, limpia y que apenas genera alergias, diferencia notable frente a mamíferos peludos.
Riesgos sanitarios y bioseguridad
Aunque el gecko leopardo es robusto, existen inconvenientes que pesan en la balanza. El principal es la salmonelosis: los reptiles pueden portar Salmonella sin síntomas y transmitirla al ser humano si no se lavan las manos tras manipularlos. La Ley 7/2023 obliga a informar al comprador sobre ese riesgo y a mantener el terrario fuera de la cocina o zonas de preparación de alimentos.
Otro punto crítico es la enfermedad metabólica ósea. Suele aparecer por falta de calcio o exposición insuficiente a luz ultravioleta. Aun no siendo exigida por ley, una lámpara UVB de baja potencia previene carencias y reduce visitas al veterinario. Por último, todo reptil puede escapar y convertirse en especie invasora si logra reproducirse en el medio. Aunque el clima español es, en general, frío para Eublepharis, la introducción accidental constituye infracción grave con sanciones que superan los 50 000 €.
Costes y logística del gecko leopardo
El precio de un ejemplar criado en España oscila entre 40 € y 120 €, según la fase de color. El equipo básico —terrario, manta térmica, termostato, escondites y sonda de humedad— ronda los 250 €. El gasto mensual en alimento vivo se sitúa cerca de 15 €. Los controles veterinarios se aconsejan una vez al año; una analítica coprológica cuesta unos 35 €.
La logística diaria es simple: ofrecer insectos cada 48 h, cambiar agua fresca y retirar heces. Una limpieza profunda mensual mantiene a raya ácaros y bacterias. El suministro de insectos puede pedirse online con entrega en 24 h, algo que simplifica la vida en entornos urbanos donde no hay tiendas especializadas.
Impacto ecológico en España
Desde el punto de vista ambiental, esta especie presenta bajo riesgo de invasión por su biología. No soporta heladas y necesita refugios secos constantes, escasos en gran parte de la península. Sin embargo, escapes repetidos en zonas costeras cálidas podrían dar lugar a focos estables, como ya ha ocurrido con otros reptiles exóticos. Por ello se exige terrario con cierre seguro y registro de la venta; así se facilita la trazabilidad si se halla un animal suelto.
El comercio responsable evita la sobreexplotación de especies similares que sí están en CITES, como Eublepharis fuscus. Adquirir crías de criadores nacionales reduce huella de transporte y riesgo sanitario. Cada aficionado debe valorar esos factores antes de comprar y contribuir a la conservación mediante buenas prácticas.
Sanciones por tenencia irregular de reptiles
Las multas por infringir la normativa varían según la gravedad. Tener un gecko sin factura o sin cumplir las condiciones de bienestar se considera infracción leve: de 500 € a 10 000 €. El abandono, la cría comercial clandestina o la importación sin documentos se tipifican como graves: hasta 50 000 €. Introducir la especie en el medio natural eleva la sanción a muy grave y añade responsabilidad por costes de captura y erradicación.
La autoridad competente es la comunidad autónoma, aunque Seprona actúa en inspecciones. Los agentes pueden confiscar el animal y remitirlo a un centro de rescate. En caso de reincidencia, la ley prevé inhabilitación de uno a cinco años para tener animales de compañía.
Conclusión: balance legal y ético del gecko
A día de hoy, tener un gecko leopardo en España es legal bajo el régimen transitorio de la Ley 7/2023, siempre que el ejemplar sea de origen controlado y se mantenga en condiciones óptimas. Entre los pros destaca su tamaño reducido, bajo consumo energético y temperamento manejable. Entre los contras figuran posibles zoonosis, sanciones por incumplir requisitos y la obligación moral de evitar escapes o abandono.
El futuro listado positivo aclarará definitivamente qué reptiles podrán seguir en los hogares españoles. Mientras llega, la decisión responsable pasa por informarse, comprar en criaderos acreditados y mantener la bioseguridad. Así, la afición por los geckos seguirá creciendo sin chocar con la conservación ni con la ley.